lunes, 20 de mayo de 2013


Ven y Sígueme.
La vida del monje es ante todo acudir al llamado de Cristo. Es la respuesta a la pregunta evangélica: ¿Qué debo hacer para salvarme?. EL monje vive todas las consecuencias de esa respuesta: "Seguir a Cristo".
Y no se trata de la liturgia, el trabajo manual, la erudicción o la separación del mundo; se trata de una aventura emprendida en el corazón del hombre que quiere dejarlo todo por seguir a Jesús. El lugar de trabajo del monje no es el monasterio sino su propio corazón que busca ser transformado por la Palabra de Dios. En la vida monástica el trabajo del corazón es el centro y es el corazón, el sitio donde el hombre habita consigo mismo y con Dios.(23).
Superar la dispersion del corazón y alcanzar la unidad viviendo en el "fondo del alma" - lugar compartido entre Dios y el hombre- es el deseo mas profundo del monje (creo que de todo hombre autenticamene religioso, pero en el asceta este deseo es plenamente asumido como camino y vida).
El "fondo del alma" es para el místico alemán Eckhart, la línea divisoria que separa en el hombre lo creado de lo increado,  es el sitio de su veradera identidad, la región eternamente en reposo, dnde el hombre esta más próximo a Dios, donde el hombre es de naturaleza divina.
"Toda nuestra perfección y nuestra felicidad dependen de que el hombre pase a travéz y más allá de todo lo que es creado y temporal. Debe avanzar hasta el fondo que es el sin fondo... En el fondo del alma las oposiciones ya no tienen curso (activo-pasivo, creado-increado, Dios-hombre)".
(23) Palabras del Monte Athos, Editorial Paulinas. Jean Yves Leloup
Extracto de "Narciso y Ascetas. Memorias y reflexiones de un peregrino del Monte Athos". Enrique R. Maloberti.


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