disperse intentando encontrar las palabras, una sola palabra del publicano apaciguó a Dios y un solo
grito de fe salvó al ladrón.” Como dijo también San Juan Crisóstomo “coma o beba, esté sentado
trabajando, esté de camino o haciendo cualquier otra cosa, el monje debe repetir sin cesar Señor
Jesús hijo de Dios, ten piedad de mi pecador.”
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